El taller del artesano joyero. Así creamos alianzas.

Si algo nos gusta por aquí, aparte de las joyas, es el cine y los viajes…sobre todo, si son viajes en el tiempo. Hoy nos toca irnos momentáneamente a San Petersburgo. Allí vamos a conocer a uno de los diseñadores de joyas más famosos y destacados del mundo por antonomasia.

Nos situamos en 1846. Fue en ese año cuando nació en la ciudad imperial rusa, por aquel entonces más sombría que de gala, Peter Carl Fabergé. Por la famosa avenida Nevski Prospekt, la más importante del lugar, nos lo imaginamos caminando años después entre banqueros y comerciantes. Y es que Fabergé terminó codeándose con las más altas esferas, sobre todo, después de que la capital de los Zares pusiera sus ojos en él… O más que en él, en sus manos de orfebre, con cierta sensibilidad francesa pero con alma rusa.

Fue nombrado joyero de la corte imperial y famoso por sus Huevos de Pascua. ¿Os suenan? ¡Los Huevos de Pascua de Fabergé! Sus célebres huevos fueron hechos a petición de los zares, comenzando por Alejandro III, en 1885, que le pidió para la Pascua de ese año un huevo para regalarle a su esposa, la zarina María. Era un huevo con cáscara de platino en cuyo interior había uno más pequeño de oro, y que al abrirse dejaba ver una gallina en miniatura con una réplica de la corona imperial rusa. Esto se convirtió en costumbre y Fabergé diseñó para los zares un total de 57 huevos. ¿Os lo imagináis trabajando en su taller durante todo un año para hacer una obra maestra de Pascua? Sí, durante todo un año.

En anteriores entradas ya os hablamos del amor del artesano por sus diseños y creaciones, por su trabajo. Esta es una muestra más. El joyero nunca pone trabas a su dedicación, ni palos en las ruedas a su empeño. El joyero artesano se involucra, se mimetiza con su obra, la hace suya aunque sea para otros.

¿Cómo se crea una joya?

El trabajo de orfebre, de maestro de joyero, viene de lejos, ya veis. Cómo Fabergé podríamos nombrar a otros tantos diseñadores que han marcado la historia de la joyería, como Louis François Cartier, Louis-Ulysse Chopard u otros tantos nombres que han hecho brillar a aquellos que han mostrado sus creaciones y diseños. Sin embargo, ¿alguna vez os habéis preguntado cómo una joya llega a ser una joya? ¿Por dónde se empieza? ¿Cuál es el nudo de su historia? ¿Cuándo se acaba? En Oro Alianzas os queremos hablar, como no podía ser de otra manera, de la creación de anillos, de esas alianzas que simbolizan el amor eterno.

Nos metemos en el taller de Oro Alianzas

El primer paso es fácilmente imaginable. ¡Hasta para hacer un Huevo de Pascua histórico se empieza por aquí! Todo comienza por un diseño previo de un boceto que puede realizarse en papel o, en los tiempos que corren -¡quién se lo diría a Fabergé!-, en cualquier medio digital. De la idea inicial, que en Oro Alianzas puede ser totalmente vuestra -diseñadores por un día-, el maestro joyero puede pulir algunos detalles, teniendo en cuenta, sobre todo, las gemas o diamantes que incluirá la pieza.

En una alianza sencilla como puede ser un anillo clásico, existen muchos detalles que marcan la diferencia. Más sencillo no es menos espectacular. Debemos decidir el ancho, grosor, color, acabado exterior y/o interior que pueden variar desde los planos a aquellos con curva suave u otras más pronunciadas. Si tu alianza es más compleja, más ‘moderna’ o personalizada, las variaciones en diseño pueden ser infinitas: mezcla de colores, inclusión de piedras preciosas en sus distintas tallas o formas, texturas mecanizadas o completamente irregulares.

Una vez tenemos la idea y el diseño claro, preparamos el metal. Sea oro, platino o plata, nunca se trabaja en su estado puro, si no que debemos añadir la aleación correspondiente para darle al metal su color y también la dureza necesaria para que la joya no sea excesivamente maleable. En su momento ya os contamos que una joya de oro nunca es 100% oro. ¡Cuidado con esto y la publicidad! Guiño, guiño…

En función de la dureza del metal, obtenemos piezas con la suficiente consistencia para que no den problemas. ¿Un ejemplo? Un anillo en platino y oro puede tener un mismo grosor, sin embargo, en plata, al ser más blanda, ese ancho o grosor puede ser un gran error. Aquí también entra el criterio del joyero a la hora de comenzar a crear tu diseño soñado, esa experiencia y profesionalidad que le da a tu joya el toque esencial que la convierte en una pieza duradera. ¡Déjate ayudar!

Ahora… ¡Toca elegir la técnica! Las alianzas pueden crearse desde piezas totalmente artesanales, partiendo de un riel o hilo grueso; o con técnicas más modernas e innovadoras como la microfusión, mecanizadas y con una terminación láser. También podemos mezclar sistemas. Partiendo de una base creada con un modelo más complejo y moderno, añadimos detalles de forma artesanal con grabados a buril o desde una base totalmente artesanal con terminaciones láser. Si algo tiene el joyero, sobre todo el joyero moderno, es un gran abanico de formas y maneras para crear la joya que deseas de la mejor de las maneras.

En función del tipo de creación que utilicemos, artesanal, actual o mixta, tendremos un gran despliegue de herramientas a utilizar. Si hablamos de una técnica artesanal, partimos de una fundición en metal a fuego con soplete en un crisol que verteremos en una rielera para obtener un hilo grueso. A ese hilo o chapa lo laminamos para obtener una alianza con la talla deseada, teniendo en cuenta que después lo vamos a limar, lijar y pulir y que ese anillo final puede variar de la talla que habíamos tomado. Si el diseño cuenta con un dibujo exterior, utilizaremos un buril con el que grabar las líneas o dibujos. En una técnica más mecanizada, obtendremos una alianza de un hilo más grueso que el diámetro total del anillo, y de ese bloque, con ayuda de un torno, crearemos la pieza.

En Oro Alianzas tenemos un taller donde hacemos magia, así como lo tuvo en su momento Fabergé. La diferencia es que no tardamos un año en crear una joya o, al menos, no se nos ha puesto ese reto aún por delante. Si hay algo que nos iguala, a él y a cualquier otro maestro artesano, del tiempo y estilo que sea, es el amor por nuestro trabajo. En un taller donde se hace arte, no pasa el tiempo, solo pasan las ideas y la imaginación; y eso, no cambia nunca, ni en este siglo ni en cualquier anterior.